Thursday, December 1, 2016

La Ética Bíblica y sus Dos Imperativos Fundamentales

La ética cristiana se podría definir como aquella rama de la teología que busca establecer el comportamiento moral como la base de la religión revelada, en particular, del pacto de gracia y de la fe en Jesucristo.  Tiene que ver con la administración de decisiones, y sus subsecuentes acciones, las cuales son a su vez guiadas por medio de la revelación de la Persona de Dios, sus atributos y su voluntad de acuerdo a las Escrituras.  En particular, se enfoca en la relación del Creador con sus criaturas y en los requerimientos e implicaciones de la ley y el evangelio de Dios.  Se motiva en el principio del amor de Dios, y del nuestro hacia Dios, el cual se impulsa por medio de la fe y tiene como propósito final la glorificación al Creador. 

Los dos temas fundamentales de la ética cristiana tienen que ver con nuestros deberes para con Dios y el ser humano.

El deber que el hombre tiene para con Dios es el primer tema central de la ética cristiana.  La primera tabla de la ley tenia escrita el deber del hombre para con Dios.  Jesús dijo que el primer y más grande de los mandamientos de la ley es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente (Mateo 22:37-39).  Aunque aún los ateos tienen estándares éticos, pues inclusive ellos tienen algunas semblanzas de la imagen de su Creador y de la ley escrita en sus corazones, nosotros no pudiéramos ni siquiera hablar de ética cristiana si nuestro deber para con Dios no tomara prioridad.  Si nos olvidamos a reconocer que el amor y la adoración a Dios son parte del primer y más grande de los mandamientos, esto causaría que nuestros sistemas de creencias éticas se convertirían en un tipo de religión que se centra en el hombre.

Ahora bien, el deber que el hombre tiene para con los demás es el segundo más importante tema en la ética cristiana.  Es el tópico que cubría en la segunda tabla de la ley.  Estos mandamientos tenían que ver con la familia, relaciones padres-hijos, asesinatos, pureza sexual, confianza, honestidad y contentamiento.

El amor es entonces el cumplimiento de la ley y el mensaje básico del evangelio.  El deber que el hombre tiene con respecto a los dos más grandes mandamientos se podría abreviar con una sola palabra, amor: "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor" (1 Juan 4:8 en Reina-Valera 1960).  Para el cristiano, la ética nunca se debe reducir a una forma de esclavitud legalista, sino que más bien debe involucrar el corazón al recibir el amor de Dios y reflejándolo asimismo hacia Dios y los demás.  Carl F. H. Henry argüía que "el tipo de ‘amor a Dios’ que no requiere ‘amor al prójimo’, o el ‘amor al prójimo’ que no fluye del ‘amor a Dios’, estas son perversiones de la verdadera religión y ética pura (Christian Personal Ethics, o Ética Personal Cristiana, p. 166).  La verdadera religión y la ética pura debe involucrar este amor doble.  Este es el tipo de amor que es la mejor base posible para fomentar acción moral.  Por un lado, es superior al misticismo, "con su [supuesta] unión extática con Dios acoplado con pasividad social;" y, por otro lado, este amor es también superior al humanismo que trata de proveer un tipo de "justicia social e individual que se edifica sobre una fundación no-religiosa o [inclusive] anti-religiosa" (ibíd., p. 165).  


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Fuente:

Pasaje traducido y adaptado de: Alan Cairns, Dictionary of Theological Terms (Belfast; Greenville, SC: Ambassador Emerald International, 2002), 158.

Dos Factores Determinantes en la Ética Cristiana

Los dos factores determinantes en el sistema moral cristiano tienen que ver con la naturaleza de Dios y la del hombre.  La ética cristiana jira entorno al conocimiento íntimo de Dios y al deseo de imitar sus cualidades éticas y morales.  Se centra en el comportamiento que se considera apropiado a la hora de adorar a nuestro Creador y en las diarias relaciones sociales con el prójimo.

La naturaleza moral de Dios


La revelación de Dios se hace visible por medio de las Santas Escrituras.  Estudiando la Biblia podemos conocer íntimamente a nuestro Dios y Creador.  Desde Génesis en el Antiguo Testamento (AT) encontramos referencias a la soberanía de Dios y a su control sobre las fuerzas de la naturaleza.  Su carácter moral se revela a través de los hechos históricos registrados en la Biblia.  En sus páginas se encuentran, por ejemplo, exhortaciones continuas con respecto a la santidad: "Sed santos, porque yo, Jehovah vuestro Dios, soy santo." (Levítico 19:2).

Su deseo de mantener una relación especial con los seres humanos se discierne a la hora de escoger a Abraham para ser padre de una nación que disfrutaría de una íntima relación con su Creador y que eventualmente se convertiría en la base inicial para formar una nación de sacerdotes por medio de la cual todas las naciones del mundo serian bendecidas.  Llamo también a Moisés para guiar su pueblo a la santidad por medio de leyes y mandatos.  Levanto así mismo jueces y profetas para poder exhortarles a mantener integridad moral por medio de la obediencia a las leyes mosaicas.

Eventualmente mando a su propio Hijo Unigénito para que pudiera enseñar al mundo cual era lo que Dios esperaba de los seres humanos con respecto a su comportamiento ético y moral.  Por medio de un vida ejemplar y perfecta, Cristo Jesús también impartió enseñanzas morales y espirituales que clarificarían estatutos mosaicos, muriendo eventualmente en la Cruz para la salvación de la raza humana.

En las demás páginas del Nuevo Testamento también encontramos numerosas enseñanzas éticas que hacen referencia a la naturaleza moral del Creador.  Tanto Pablo como también Pedro, Juan y Judas escribieron epístolas llenas de contenido ético que desafiaron a seguidores cristianos a mantener su integridad moral de acuerdo a la revelación, enseñanzas y el ejemplo personal de Jesucristo, el Emmanuel del AT, el Dios con nosotros.

La naturaleza ética del hombre


Desde el principio de la revelación divina se enseña que Dios creo al hombre a su imagen y semejanza.  Mando a la primera pareja a multiplicarse y a tener dominio sobre la tierra (Génesis 1: 27 y 28).  La Biblia de esta manera contradice las teorías de evolución que gozan de tanta popularidad en las comunidades científicas de nuestros días.

La naturaleza ética del ser humano se refleja entonces por medio de su imagen: fue hecha de acuerdo a semejanza de Dios.  Esta imagen incluye virtudes morales y espirituales como su personalidad, conciencia ética, libre albedrío y sobre todo su capacidad de tener una íntima relación con su Creador.  Es esta relación con Dios la que nos ayuda a tomar decisiones correctas en todos los campos y facetas de nuestra vida, y asimismo estas decisiones nos ayudan también a vivir una vida feliz y con propósito.

La desobediencia de Adán y Eva inicialmente afecto de alguna manera la imagen de Dios en nosotros.  Las consecuencias de la caída del hombre en el huerto de Edén incluyen aquellas tendencias inherentes en el ser humano a rebelarse a hacer la voluntad de Dios.  El concepto de depravación total ilustra la idea de que todo ser humano seguirá el camino del mal al menos que Dios actué primero en nosotros y nos acerque a Cristo (Juan 6:44).

La Biblia contiene muchos ejemplos de esta depravación moral aun en sus personajes más queridos.  No intenta encubrir en ningún momento los pecados de aquellos personajes bíblicos más celebrados.  Afirma, por consiguiente, que el ser humano es capaz de obedecer aun sus impulsos más bajos que tiene dentro de sí.  Pero a la misma vez, aun así, mantiene todavía esa imagen de Dios que se puede revelar a la hora de creer en Jesucristo.  Al seguir los pasos del Señor, el hombre es ahora capaz de practicar amor, generosidad y aun auto sacrificio.  La experiencia del nuevo nacimiento por medio de la fe en Jesucristo establece la base para restituir la comunión íntima con Dios, viviendo una vida más consagrada a la voluntad divina, una vida que incluye también buenas y mejores relaciones sociales con el prójimo.

De esta manera, la ética moral que enseña la Biblia se basa en la naturaleza moral de Dios y en la capacidad del hombre a imitar esa naturaleza divina, incluyendo santidad y amor para con los demás.  Nuestro sistema de principios morales entonces se debe de basar en esta perspectiva cristocéntrica de la ética cristiana.


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Bibliografía

Roberto Fricke et al., Comentario Bíblico Mundo Hispano: 1 Y 2 Corintios, 1. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003), 10–12.

¿Qué es la Ética Social?

La ética social es la parte de la ética cristiana que tiene que ver con las relaciones sociales que son juzgadas de acuerdo a la fe cristiana. Se observan y evalúan la calidad moral del comportamiento entre grupos sociales.  La Ética Social siempre ha sido parte de preocupación para nosotros los cristianos pues reflejan el testimonio que tenemos como creyentes, testimonio que inevitablemente es observado y evaluado por el mundo.

Dentro de la ética social, se estudian y evalúan diversos temas sociales como el matrimonio y el divorcio, la sexualidad, la familia, el bienestar económico, las guerras, la esclavitud, la pobreza, la justicia social, el funcionamiento de las cortes, el trabajo y la vocación, etc. El punto de partida para la formulación de cualquier ética social cristiana se debe encontrar en el hecho de que Dios ha revelado su propósito para la vida humanan por medio de su Hijo Unigénito, Cristo Jesús.

Si bien es cierto que muchos de nosotros en Latino América nos identificamos como personas religiosas, no siempre somos capaces de conectar nuestras tradiciones éticas religiosas con políticas sociales que impactan las relaciones entre diversos grupos sociales. Aunque podemos llegar a diferentes conclusiones, el elemento unificador debe centrarse en nuestro compromiso a discernir y practicar un tipo de ética social cristiana que está informado en teoría social (análisis de clases) y sobre todo en tradición cristiana (especialmente aquellas que están basadas en normas bíblicas).


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Bibliografía

Pablo A. Deiros, “Prefacio a La Edición Electrónica,” Diccionario Hispano-Americano de La Misión (Bellingham, WA: Logos Research Systems, 2006).

¿Qué es la Ética Situacional?

La ética situacional  llamada también ética contextual, es aquel concepto que deja de lado la confianza en las normas o principios éticos, que obligan a actuar normativamente en todo tipo de situaciones, y apela más bien a una compresión y juicio de acuerdo contexto especifico que se lleva a cabo la acción.

El carácter único cada situación específica, así como la singularidad de los principios requeridos y potenciales, son tales que requieren de una decisión tan particular que ninguna norma o regla vigente puede realmente anticipar.  Los situacionalistas cristianos afirman que el amor es la única obligación mandataria, pero que el amor no puede ser aun así considerado como un principio en el sentido usual de la palabra.  Aun así, me parece, que en este tipo de filosofía significa que se podría justificar casi cualquier caso o "situación" en el nombre del amor.

Algunos teólogos mantienen que la ética situacional es bíblica. Citan, por ejemplo, el caso de Rahab la ramera como prueba de que la Palabra apoya cierto tipo de mentiras piadosas (Hebreos 11:31; Santiago 2:25).  Sin embargo, la Biblia nunca justifica la mentira.  El hecho de que Rahab está mencionada en la Biblia no significa que sus acciones se aprueban (Apocalipsis 21:8).  La narrativa sobre Rahab solamente se menciona como un ejemplo donde Dios honró a una mujer por su fe obediente, y esto a pesar de que sus defectos personales.  Esta mujer era una ramera en un medio ambiente pagano, pero aun así había desarrollado temor a Jehová (ver Josué 2:9ff).  Su motivación fue apropiada, a pesar de que su método que uso en aquella oportunidad no lo fuera.


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Bibliografía

Pablo A. Deiros, “Prefacio a La Edición Electrónica,” Diccionario Hispano-Americano de La Misión (Bellingham, WA: Logos Research Systems, 2006).

Wayne Jackson, "A Critical Look at Situation Ethics." ChristianCourier.com. Access date: November 30, 2016. https://www.christiancourier.com/articles/55-critical-look-at-situation-ethics-a.

La Ética Cristiana

La ética cristiana consiste también de principios de comportamiento, pero estos son derivados de la fe cristiana, y en base a estos principios, nosotros actuamos y tomamos decisiones. Nuestras normas de comportamiento tienen que estar basadas en lo que la Biblia enseña con respecto a lo que es bueno y correcto, y desde una perspectiva teológica, la conducta del creyente se basa en el principio de que fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios. Es decir, tenemos libre albedrio y por lo tanto podemos escoger entre lo bueno y lo malo.

Aunque la Palabra de Dios no contiene reglas de comportamiento para cada y una de las situaciones por las cuales podemos atravesar, si tiene principios generales que se pueden aplicar en nuestro diario caminar con el Señor.  Por ejemplo, el principio de la santidad de la vida, proviene realmente del mandamiento “no mataras” (Éxodo 20:13), se extiende como regla al respeto mutuo por todos los seres humanos (Mateo 5:21), aplicándose a la vez a situaciones tan complejas como el aborto.

De acuerdo al Diccionario Hispano-Americano de La Misión, se define también la ética cristiana como la “conducta propia de los cristianos,” que a su vez declara las reglas o principios que son recomendados para el ejercicio de una conducta apropiada dentro del contexto bíblico.3 Es un esfuerzo critico por descubrir, sistematizar y aplicar tales principios con mayor certidumbre para usarlos con consistencia y precisión en la diaria conducta del cristiana (Deiros, Ética Cristiana).

La aplicación de estos principios, entonces, se debe emplear con consistencia, no solo a la hora de tomar decisiones importantes, sino también aun en las diarias decisiones que el creyente enfrenta en su casa, trabajo y en la sociedad que lo rodea. El enfoque debe estar en el mundo real, donde la conducta ética del cristiano debe reflejar lo que predica, pues lo quiera o no admitir, él va a ser siempre un testigo de Dios porque la gente siempre lo va a estar observando.


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Bibliografía

1) Francisco Lacueva, Ética Cristiana, vol. X, Curso de Formación Teológica Evangélica (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 1975), 21–22.

2) Ibid.

3) Pablo A. Deiros, “Prefacio a La Edición Electrónica,” Diccionario Hispano-Americano de La Misión (Bellingham, WA: Logos Research Systems, 2006).